Friday, September 30, 2016

Del porqué digo SI, si acaso a alguien le importa a estas alturas



Lo místico me da comezón, lo sabe quién me conoce. Sin embargo no deja de desconcertarme la feliz coincidencia de regresar a mi platanal del alma -el mismo que dejé ya hace 11 años- justo cuando se encuentra en un cruce de caminos histórico: abocado ante el desarme de la guerrilla más vieja de la historia, causa y pretexto de más de medio siglo de barbarie y corrupción. 
La cosa tiene incluso un aire así como de regalo envenenado de los dioses, que te dan para quitarte después,  ya que puedo ver el circo desde la gradería pero no puedo participar en las justas (no me permiten votar ya que tengo mi cédula inscrita fuera del país, bendita burocracia que jamás nos abandonas). En fin, sé que estoy hilando muy fino y me pasa lo que pasa cuando sentados boca arriba en la hierba, según nuestro capricho, atisbamos tanques de guerra o palomas de paz en las formas de las nubes. No importa. Es agradable pensar por un instante que la vida me regala una oportunidad única y así mismo lo asumo. 

Durante el tiempo que llevo en Colombia, he sido testigo del debate público sobre la adopción de parejas homosexuales. Un debate cojo, entre una minoría ilustrada, y una mayoría prejuiciosa, azuzada por los sectores más oscuros y retardatarios de nuestra sociedad. Da miedo el poder de ese monstruo dormido, el de la turba y sus antorchas, sin embargo, quisiera creer que se trata de algo pasajero, de los estertores de un mundo agonizante, puras patadas de ahogado de la Colombia medieval. Esto de alguna manera -volviendo a mis devaneos místicos-  lo respiro a veces en el aire, lo intuyo en las calles de un país lleno de arte, color y humor negro.  Por otro lado, en este tiempo también me ha tocado vivir la progresiva división de la opinión: amigos que no se hablan, palabras fuera de tono, se habla incluso de familias divididas, y se añoran tiempos míticos de civilidad en el debate.  Esto es lo que algunos llaman polarización y que yo llamo justa y necesaria toma de posiciones, en un país que se ha acostumbrado a reprimir sus opiniones políticas y religiosas en la mesa, para dejarlas podrir y erupcionar luego en la fiebre de la guerra. Bienvenida sea entonces la terapia colectiva: qué bueno discutir con vehemencia en las redes sociales, salir a votar con banderas y cornetas, y no matarnos por pensar diferente.  

Sin embargo, al final del día, todo en las calles sigue igual:  la inevitable contaminación visual de las pancartas, la gente ganándose el pan con más honradez que sin ella, las mismas ganas de vivir, y de llorar y de gozar, y de no dejarse arrollar por las tan mentadas locomotoras del progreso. Y es aquí donde pienso, que esta guerra a muchos colombianos citadinos nos ha sido tan ajena como omnipresente. Siempre ahí, en discursos y emisiones de televisión, pero a final de cuentas sólo un concepto, un mal sueño del que queremos despertar. Tal vez por eso se nos hace tan pesada: ¡Colombia no es sólo guerra!, gritamos, y nos exaspera tener que dar explicaciones, queremos por sobre todo hacer comprender al que no es de acá que vivimos una vida tan normal como la de ellos, que no vivimos una guerra. Quizá por eso adoramos a los políticos que nos aseguran que la tal guerra no existe, que nunca ha existido, y que nos hacen pensar que todo es tan simple como llamar al exterminador para deshacerse de la plaga. Pero la guerra está ahí, y ni canciones de cuna, ni conjuros de brujo la harán desaparecer. La guerra está ahí y es a otros a quienes les caen las bombas y les estallan los pies.  Ante esto, todos, tanto guerreros del teclado como pacifistas de pantalla, debiéramos preguntarnos: ¿es justo que en mis manos esté la decisión de acabar  un conflicto del que no he llorado ni un muerto propio y al que tal vez sólo conozco a través de memes y titulares de diarios? 

Para muchos partidarios del NO, la cuestión se limita a un dilema moral: ¿cómo premiar con el perdón y la tribuna pública a un grupo de criminales con capa de redentores? Válido, tal vez, sino se trata de un disfraz, como toda moral tuerta, para ocultar pasiones más bajas como la venganza, el arribismo social, o el temor a perder privilegios de clase. En todo caso, para mí, el tal dilema no existe,  o si existe es irrelevante ante la oportunidad tangible y verificable de parar un conflicto de 52 años que, a causa de ambos bandos, ha desplazado más personas que la guerra en Siria, desaparecido miles de padres, madres e hijos y regado el país con la sangre de cientos de miles de colombianos. Por eso digo sí al fin del conflicto, o mejor dicho, al desarme de las FARC, que se bien no es la Paz sin matices que algunos se imaginan, pero si el comienzo y la esperanza de un nuevo país. 

Monday, December 9, 2013

Procurador Ordoñez destituye a papa Francisco

Procurador Ordoñez destituye a papa Francisco

Diciembre 9, 2013 

Bogotá- Ciudad del Vaticano (Gansociego)



En primera instancia, la Procuraduría General de Nación, en cabeza del santo Inquisidor Alejandro Ordoñez destituyó e inhabilitó por toda la eternidad al Papa Francisco.

En sorpresiva sentencia, la Procuraduría calificó de gravísimas, a título de dolo, las actuaciones del pontífice, considerándolas en detrimento de la fe verdadera, el pensamiento único y la reinstauración del Sacro Imperio Romano-Germánico. 

En la dicha sentencia se alcanza a leer: 



“se determinó que el señor Anti-Papa Jorge Mario Bergoglio, de manera libre, consciente y voluntaria, vendió su alma al maligno, ya que con sus ideas comunistas y homosexuales propende a sublevar la gleba y azuzar a las hordas infieles en contra de las jerarquías naturales y divinas” 



“Ya era hora de que alguien hiciera algo” dijo a este medio el director ejecutivo de un banco inversión del estado Vaticano­, “este tipo no me daba confianza, tanto populismo no es bueno para los negocios del señor”. 

Un miembro de la curia colombiana, muy cercano al Procurador, pero que prefiere no revelar su nombre, declaró: “El procurador es un proto-hombre, un gran patriota y un adalid de la moral. Ha perseverado en la loable labor de limitar la pederastia a los confines de seminarios, conventos y grupos juveniles de oración”. 

Miembros de la asociación neo-Nazi colombiana (sic) Tercera Fuerza, también cerraron filas alrededor del funcionario católico y en contra del prelado comunista. ­­­­—“Jail Fiurer” ­— exclamó su máximo dirigente­—, chocando talones, y levantando el brazo derecho, segundos antes de marcharse apresurado, pues su mamá lo esperaba para hacer las compras navideñas. 

Tiempo después de conocerse la dicha sentencia, el pontífice, al ser abordado por periodistas de este medio, declaró: “hijos míos, yo sólo soy un siervo del Señor, déjenme en paz con mi insulsa campaña de marketing en favor de ésta institución decadente”. Luego, hablando bajo a uno de sus asistentes, se les escuchó decir: “ché, y quién es ese muerto del Ordoñez, no lo conoce naaadie”.




Wednesday, December 21, 2011

The Hitch

Para no dejar morir este blog, como propósito de nuevo año, un pequeño homenaje a Christopher Hitchens, quien recientemente dio el ejemplo de como debe morir un ateo. Y si, es obvio, esto no es más que un post de relleno.


Hitchens at the Intelligence debate...subtitulos





Documental sobre la madre teresa, subtitulos


Thursday, October 21, 2010

Hojas en Blanco

En un principio me negué a saber cuántos eran, o cuánto tiempo llevaban enterrados en vida, o a oír reportes de expertos especulando sobre la vida sexual de unos pobres diablos en las entrañas de la tierra. Supuse, aunque no lo confirmé, que al salir de de las tinieblas, sonrieron ante las cámaras antes que pensar en el abrazo reprimido a sus dolientes familiares, que a su vez, y con pinta dominguera, saboreaban los 15 minutos de fama que les otorgaba su infortunio. Como podrán adivinar hablo del grupo de mineros que fueron liberados recientemente de una mina colapsada en San José, en el norte de Chile. Tras su liberación, y al fin de cuentas, me fue imposible evitar la avalancha de titulares de prensa, cadenas de e-mail, comentarios en foros y charlas de café: todo un estupro informativo. Fue imposible evitarlo, pero me lo tomé como generalmente me tomo esa suerte de orgías mediáticas, con algo de distancia, tratando de evitar, no siempre con éxito, caer víctima del embrujo colectivo. Y es que los mineros atrapados hacen parte de una gran familia de lugares comunes en la cultura popular y periodística. Dicha familia agrupa sobrevivientes de naufragios o desastres aéreos; secuestrados que recobran su libertad, niños que se caen a los pozos, y demás eventos susceptibles de hacer lagrimear al mayor número de parroquianos.

"Alfredino" - Italia 1981 "Nicolasito" Colombia 1982




"Timmy O'Toole" - Springfield-1992


Recientemente, acá en nuestro patio, hemos celebrado algunas de estas bacanales, relacionadas, cosa extraña, con hazañas militares de nuestro glorioso ejército (bautizadas como película ochentera de van Damme o de Dolph Lundgren). Confieso que algo me han emocionado, al menos aquellas que no exigían de uno el bailar sobre un cadáver hinchado. De todas formas, para curarme en salud, creo, filtré al máximo la información que recibía, aguanté la lágrima y me dediqué a navegar entre las diversas reacciones al rescate entre blogueros, opinadores profesionales y caricaturistas. Las había entre la oda patriotera hasta el sobrio tributo a la solidaridad, el trabajo en equipo y la esperanza humanas. Otros preguntaban, si después del alboroto, alguien pensaría invertir en la mejora de las condiciones de trabajo de los mineros, algo pertinente creo yo, ahora que nos quieren vender el país como potencia en ese campo (cosa novedosa desde la conquista española). Otros más, en nuestra tierra, pedían dejar la alharaca, tener un poco más de respeto por las celebraciones ajenas, y argüían, con razón también, que si eso hubiera pasado en Colombia, pues nada, que en vez de 33 héroes tendríamos 33 “muñecos”. Eso me lo viene a confirmar la noticia que efectivamente las autoridades están a punto de declarar camposanto un socavón en Boyacá donde colegas de oficio de nuestros héroes chilenos no corrieron con la misma suerte. Y es ahí cuándo me empiezo a indignar, más aún cuando recuerdo casos como los de Omairita en Armero, alimentando gallinazos en vivo y en directo; o el caso del “collar bomba” donde la víctima tenía aún una esperanza antes de que llegaran los “expertos” antiexplosivos…
[Espacio en blanco - imágenes omitidas por respeto]
¡Basta ya de eso! ­­Me digo entonces. No más, no vale la pena ni la indignación ni el interés. Siempre me pasa eso con Colombia ¡no joda! Tengo un blog por actualizar, ¡si señor! El mismo que armé, precisamente, para mejor encauzar mis bloqueos profesionales. Para, digámoslo así, perder el tiempo de manera “más productiva”. ¿Y ahora? ¿Sobre qué escribo? Difícil pregunta. Es ahí cuando caigo en la cuenta de que un nuevo bloqueo se acaba de agregar al inicial. Una nueva hoja en blanco. Y me sobrecoge la imagen de una serie infinita de hojas en blanco como aterradora analogía de la existencia. Recuerdo que cuando me dio por empezar con esta pendejada, tenía toda una lista de gansos pa’ disecar: religiones progresistas, lugares comunes, vacas sagradas…Intento entonces enfocarme en alguna de estas ideas…en vano….la imagen risueña y entusiasta de un minero carisucio, con casco y linternita, surge de la hoja en blanco, diciéndome: ¿cachai?
Ahora los entiendo, señores escribidores, reporteros y locuaces de cafetín. Esto es más grande que uno, hay que exorcizarlo y pasar a otra cosa. ¿Quién soy para juzgar la corta memoria del público, o la falta de originalidad en los medios de comunicación? Es la naturaleza humana en acción, nos interesamos en las tragedias en cuanto podemos individualizarlas, seguimos la línea de menor esfuerzo. A ustedes queridos sobrevivientes, si por casualidad leyeran algún día este mensaje en la botella, les deseo un total goce de su fama tan efímera como merecida. Feliz reencuentro con los seres queridos, y felices cervezas de fin de semana aburriendo a propios y extraños de aquí a la jubilación, con la mil veces repetida historia de esta su odisea. Saquen libro, cobren por entrevista, vendan camisetas y mugs. Les dejo como inspiración la historia de unos colegas suyos, de oficio y de infortunio, 2 únicos sobrevivientes del colapso de una mina en Beaconsfield (Tasmania, Australia). Les dedico la misma canción que a éstos compusiera David Grohl.





Al resto de lectores, les ruego tener paciencia, que esto mejora...por lo pronto los dejo con el que a mi gusto a sido el mejor comentario de toda esta historia, minuto 1.06 de The Colbert Report (show de Comedy Central en el que Stephen Colbert hace una magistral parodia de un talk-show host de extrema derecha en gringolandia). Sólo me queda decirles que los esperamos en el ganso con sus comentarios y aportes.


The Colbert ReportMon - Thurs 11:30pm / 10:30c
America Helps Rescue Chilean Miners
www.colbertnation.com
Colbert Report Full Episodes2010 ElectionMarch to Keep Fear Alive

Thursday, October 7, 2010

Ganso Ciego

Ganso ciego, o mejor dicho, gansociego, es el gato por liebre colombiano. Es un fraude, un engaño, una cosa por otra. Es todo eso y más. Tiene un toque de “malicia indígena”, de esa que por ser malicia es más española que indígena. Es probable que la palabra haya nacido en las calles de Medellín, y de allí, haberse expandido su uso a toda Colombia, como sucede desde hace un buen tiempo con todos los usos y abusos del hampa antioqueña.
Cuando te meten un gansociego, sólo te quedan unas ganas terribles de revancha, quieres a toda costa devolver el golpe meterselo a alguien más. De ahí empieza toda una reacción, al estilo de la mismísima cadena alimenticia, que al final, ¿porqué no?, termina definiendo una cultura, y hasta una nación. Llegado a este punto es cuando comienzo a intuir que Colombia no es más que un gansociego bicentenario. Uno que llevamos por el mundo, tratando en vano de metérselo por los ojos a unos pobres foráneos sin velas en este literal entierro, con ese provincialismo nuestro que es más ingenuo que arrogante.
Y así, nuestro ganso va mudando de plumaje a través de las épocas, desde las Montañas de Colombia hasta el Palacio de Nariño; desde Bolívar, que era venezolano, hasta Ingrid Betancourt, que a veces es francesa. Cada cuatro años más o menos nos lo venden en subasta, adobado con lemas y frasecitas orwellianas, que quieren decir lo contrario de lo que expresan: “Bienvenidos al Futuro”, “Es el Tiempo de la Gente” “Mano Dura, Corazón Grande”, “Unidad Nacional”, y otras más por el estilo.
http://www.elpais.com/articulo/internacional/oficio/ser/Tirofijo/elpepuint/20080531elpepuint_9/Tes
http://theamericano.com/2010/07/19/chvez-amenaza-romper-relaciones-con-colombia/
http://www.thekidnappingofingridbetancourt.com/ingrid_press.html
Como colombiano me siento entonces experto en gansociegos, y es por eso que en este espacio, me atreveré a disecar unas cuantas de estas aves, nacionales y extranjeras, porqué ojo, el gansociego es cosmopolita, y gansociegos se ven hasta en las mejores familias. Sino, dónde me dejan: “The Change We Can Believe In”.

http://www.bonvivantonline.com/2009/01/08/spiderman-saves-obamas-inauguration/

Les ruego tengan en cuenta que esto lo haré cada vez que me venga en gana y no me gane la pereza. Mejor dicho, esto podría no ser más que un gansociego y ser el primer y único post en este blog. De despedida, a los desocupados lectores que hayan tenido la paciencia de llegar hasta el final, en especial para aquellos que desconozcan el término, les dejo esta escena memorable de la filmografía colombiana, de la Película de Víctor Gaviria, La Vendedora de Rosas (http://es.wikipedia.org/wiki/La_vendedora_de_rosas), en la que el Zarco (q.e.p.d), tenebroso camaján que se interpreta a sí mismo, advierte que una niña de la calle le ha metido, como no, un ganso ciego.